TESTIMONIO DE UNA DE LAS MISIONERAS
Como lo prometido es deuda, acá envío unas breves líneas que van a intentar aunque sea acercarse a lo que experimenté en tan solo dos días y medio que duró esta experiencia ignaciana.
Ya el viaje de ida junto a Silvia Leal fue sumamente gratificante donde en esas horas desde Santa Fe a Talar de Pacheco pudimos acercarnos, charlar y conocer un poco más de nuestras vidas. Una vez instaladas en el imponente Colegio Máximo de San Miguel, tuve una sensación de paz infinita, a pesar de los nervios que me provocaba tener que dar oración en cursos de secundaria, cosa que nunca había hecho. La recepción, primer del P. Leonardo y luego, ya en el colegio parroquial Patriarca San José por parte de Marcelo, su director, fue muy afectuosa, llena de cariños y gestos de cordialidad.
Luego de las palabras iniciales del P. Leonardo y las directivas para comenzar el taller, me fui a mi lugarcito: la parroquia. Dentro de ella habían dispuesto un lugar especial para que los niños se sentaran en rondo y los adultos del taller detrás para observar. Todo fue maravilloso, los adultos escuchando y tomando notas y los chicos abriendo sus corazones a Jesús de una manera que creo yo, solo provoca la guía de San Ignacio. Esos silencios tan hondos y tan profundas en donde realmente sentí que Jesús estaba ahí. Luego de los más pequeños, venían los de secundario!!!!!!!! Hacía rato no sentía tantosssss nerviossss pero para mi sorpresa salieron hermosas las oraciones!!! Definitivamente el Espíritu Santo obró ahí también poniendo palabras en mi boca, soplándome al oído las palabras justas que tal vez esos adolescentes necesitaban oír para sentir que con El todo lo podemos, que Él no se deja ganar en generosidad, en bondad, en amor.
Como le dije a Patricia, comencé oración ignaciana como una manera de estar más cerca de mis hijos y no puedo creer el alcance que esto ha tomado. Yo pensé que había elegido esto pero tengo la extraña sensación de que ha sido justamente al contrario: Él me eligió, Él nos eligió a cada uno de nosotros para ser como Simón, pescadores de hombres, de corazones... para acercar la palabra de Dios.
Así que quiero animarlos a que sigamos en este camino y como dije en la reunión, los que sean convocados y puedan hacer esta experiencia ni lo duden... acomoden sus horarios y háganlo. Vale la pena!!!
Los dos días de oración fueron preciosos, con grupos pequeños de chicos y adultos que se comportaron además con absoluto respeto. Mi agradecimiento especial al P. Leonardo, al P. Rafael que nos recibió en su casa a cenar el día jueves, a los estudiantes que viven ahí, los cuales nos hicieron pasar una hermosísima cena, llena de risas, anécdotas y chistes. Y a todas y cada una de las personas del Colegio Patriarca San José, portera, profesores, directivos, tanto de primaria como de secundaria. Todos lograron que nos sintiéramos realmente como en casa. Un gran abrazo en Cristo.
Fer